2. Noche 2

En esta segunda noche, continuamos utilizando la observación y las entrevistas como metodología.

Como discoteca para demostrar nuestra hipótesis, elegimos esta vez Gabanna, pub situado en el barrio de Serrano que, se describen en su página web como “sinónimo de cool, de exclusividad, de lujo, de calidad, de vanguardia en la música, de ropa de diseño, de coches de alta gama, de buenos perfumes, de los whiskies y champagnes más caros, de listas de espera, de celebrities en su pista de baile y en sus reservados, de apellidos ilustres, nacionales e internacionales”. Elegimos este sitio puesto que es una discoteca de ambiente y música muy diferente a New Princess, discoteca a la que fuimos la primera noche, y para comparar en ambas si la concepción que tienen sobre la mujer y el rol de esta en la noche.

Lola Hernández, Beatriz Núñez y Paula Navalón, somos las que salimos para realizar la investigación. Llegamos a la zona hacia las 23.40. Primeramente, nos sentamos en una terraza para organizar las diferentes acciones que íbamos a llevar a cabo para demostrar nuestras hipótesis. Se acercan dos hombres, de una media de edad de 25 años, se sientan en nuestra mesa sin pedir permiso, lo que nos desconcierta e intimida un poco, puesto que interrumpen nuestra conversación y, por tanto, nuestro trabajo. Se interesan por lo que estamos hablando al ver el guión del trabajo. Seguidamente se empiezan a jactar sobre el trabajo con frases como “¿si te invito a una cerveza me vas a tomar por machista?”. Nosotras seguimos hablando del trabajo intentando ignorarles para conseguir que vayan pero insisten  y siguen sentados en nuestra mesa. Cuando nos disponemos a ir a la discoteca, se empeñan en acompañarnos cambiando la ruta de sus planes.

Llegamos a la puerta de la discoteca. Nos disponemos a hacernos una foto en la cual, los dos personajes se cuelan descaradamente.

noche 2

El resultado de la imagen nos deja asombradas puesto que sorprendemos al chico de la izquierda mirando el escote descaradamente a una de nuestras investigadoras.

Esta foto es prueba del trato “acosador” que estuvimos recibiendo y que a pesar de nuestra negativa, los dos chicos se empeñaron en seguirnos.

Nos disponemos a entrar en la discoteca. No nos piden dinero por la entrada. Es muy pronto y está casi vacía. Nos ponemos a hablar con uno de los camareros que estaban en la barra.

Periodistas: “¿Te ha venido alguna mujer, utilizando su imagen para conseguir alguna copa?”

Camarero: “Sí, en plan zorreando poniéndome sonrisas y preguntándome, y le he dicho que no. Aquí no podemos invitar a copas”

Periodista: “¿Y cómo ves el hecho de que una mujer utilice su imagen para conseguir una copa?”

Camarero: “¿Sinceramente? Para mi es una zorra. Para mí una tía que, o bien viene a mi o utiliza a un tío para que le invite a una copa, me parece un poco de guarra… es decir que si yo empiezo a hablar con una tía y lo primero que me dice es que le invite a una copa, para mi queda totalmente descartada”

Periodista: “¿Eres el único camarero que está trabajando aquí?”

Camarero: “Si, somos tres chicas y el único chico que está soy yo.”

Antes esta respuesta decidimos preguntarle a una de las camareras.

Periodistas: “A la hora de trabajar, ¿a vosotras os exigen vestir de una determinadas manera muy diferente a los hombres”?

Camarera: “Si, nosotras tenemos que ir más guapas, con menos ropa porque ellos van con trajes. Nosotras tenemos que con vestido, falda y con tacones obligatoriamente”

Periodista: “¿Estáis más chicas que chicos?

Camarera: “Si, en barra. En sala solo hay chicos, porque para llevar las bandejas….”

Periodista: ¿Y crees que estáis más chicas en barra porque así los clientes os piden más copas?

Camarera: “Sí claro.”

Periodistas: “¿No crees que por eso mismo utilizan vuestro cuerpo para atraer a hombres?”

Camarera: “No, es cuestión de vender, a nosotras no nos obligan a ligar con los clientes, ni a darles nuestro número de hecho eso nos lo tienen prohibido.”

Tras esta conversación, nuestra hipótesis de que la mujer es cosificada, se confirma. El cuerpo de la mujer, su imagen, es utilizado para vender, como un medio para conseguir un fin. Pero esta se da en ambos géneros, ya que también las  propias mujeres aprovechan su belleza para conseguir un fin, en este caso copas. Pero es necesario matizar, no es lo mismo que una mujer utilice su imagen por voluntad propia a que la obliguen a hacerlo, en este caso, las camareras están siendo obligadas a vestir de determinada manera, y que aunque ellas no lo quieran vestirse así, el trabajo les obliga. Sin embargo, es muy diferente a si una mujer utiliza su belleza para conseguir algo, puesto que ella es responsable de su cuerpo y es autónoma e independiente para utilizar uno medios u otros, ya sea su belleza o su inteligencia, para conseguir algo. Esto es objeto de debate.

El pub se va llenando de gente conformen pasan los minutos. En el baño de chicas, nos disponemos a hablar con un grupo de jóvenes.

Periodistas: “¿Vestís así hoy porque si no no entrabais en esta discoteca?”

Chicas (todas): “No”

Periodista: “¿Ósea que os sentís cómodas vistiendo así?

Chica 1: “Si, pero sí que es verdad que alguna vez he tenido algún problema de este tipo, que por no ir en tacones no me han dejado entrar en alguna discoteca

Periodista: “¿Pensáis que el hecho de que un chico entre en una discoteca pagando y una chica no, es discriminación?”

(Tres de las cuatro chicas piensan que sí)

Periodista: “¿Porque piensas que no es discriminación?

Chica 2: “Pues porque donde vayan las chicas tiene que ir los chicos, y no al revés.”

Periodista: “¿Pero y no piensas que precisamente por eso las chicas somos utilizadas como objeto para atraer a los hombres?”

Chicas (todas): “Si, somos utilizadas como objeto. Pero vamos, nos viene bien a todas”

Periodista: “¿Ósea que no lo veis bien pero os aprovecháis de ello?”

Chicas (todas): “Si, claramente.”

Periodista: “¿Entonces creéis que hay muchas diferencia entre chicos y chicas?

Chica 1: “Si, siempre, de nosotras a entrar gratis y a ellos pedirles mínimo pagar una copa…”

En esta conversación planteamos la hipótesis de la discrimación positiva, a priori, podemos validar nuestra hipótesis perfectamente, ya que las propias mujeres son conscientes de esa discrimación. Preguntamos a unos hombres de unos  23 – 26 años de edad, a lo que nos contestan que han tenido que pagar 14 euros cada uno para poder entrar en la discoteca. Comprobamos que la diferencia de precio es brutal. Por lo tanto, reafirmamos que nuestra hipótesis sobre la discriminación positiva que sufre la mujer es válida.

Intentamos hablar con uno de los porteros (jefe de seguridad de la discoteca) para ver qué nos dice sobre este tema. Le informamos previamente de que estamos haciendo una investigación periodística sobre el papel de la mujer en la noche.

Periodista: “¿Los chicos pagan por entrar?

Portero: “Depende porque tenemos muchas reservas”

Periodista: “Si no tiene reserva, ¿un chico paga lo mismo que una chica?”

Portero: “Sí, aquí no hay discriminación hacia nadie.”

Periodista Paula: “Pero yo por ejemplo, he venido otras noches y  a mis amigos le han hecho pagar y yo he pasado gratis”

Portero: “Porque vendrían con algún relaciones públicas…”

Periodista: “Sí, pero veníamos un grupo de chicos y chicas, y a los chicos les hicieron pagar y nosotras entramos gratis”

Portero: “Si lo dice así la dirección, es así”  – respuesta tajante, pero no nos responde con claridad a nuestra pregunta.

Periodista: “¿Cómo ves eso de que las chicas no tengan que pagar y los chicos si? ¿Lo ves discriminatorio en cierta parte?”

Portero: “No, si yo por ejemplo te conozco a ti, y yo quiero que pases, pues pasas, si el chico tiene que pagar, pues paga, yo te conozco a ti, no al chico”

Periodista: “Y por ejemplo, ¿el hecho de que las camareras sean todas mujeres o las chicas que están en la puerta recibiendo a los clientes sean todas chicas, no es por nada?

(Rehuye la pregunta y se pone a saludar a alguien)

Portero: ni me había fijado la verdad…

La actitud del portero era desafiante y con aires de superioridad, pues ni siquiera nos miraba a la cara para responder a nuestras preguntas. Se mostró muy distante y realmente no contestó a ninguna pregunta con claridad ni sinceridad. Esta misma actitud evidencia el hecho de que responde a las preguntas según los intereses, como podría ser, para no perjudicar la imagen de la discoteca.

Más tarde comprobamos que el mismo portero baja a la discoteca y habla con otra persona de seguridad mientras nos miran de reojo ambos y nos señalan, señal de que nos tienen vigiladas, por lo que la actitud que muestran es bastante negativa.

A lo largo de la noche, nos encontramos con múltiples gestos vejatorios por parte de los chicos. Nosotras  estuvimos dando vueltas por el pub para comprobar qué reacción mostraban los chicos. En múltiples ocasiones nos cogían para bailar de forma insistente a pesar de la negativa que recibían inicialmente, nos interrumpían preguntándonos nuestra dirección o teléfono móvil, múltiples miradas  y gestos ofensivos como por ejemplo, un chico eructó al oído a una de las periodistas y otro le tocó el pecho de forma descarada. Todo esto no lo pudimos registrar en forma de video  puesto que, a pesar de llevar el móvil grabando toda la noche, no pudimos grabar nada ya  que estaba tan oscuro que en el video no se distingue nada, pero a pesar de esto, queremos resaltar que el trato que recibimos por parte de muchos jóvenes fue bastante ofensivo hasta el punto de que no podíamos bailar o hablar tranquilamente.

De nuevo otro chico intenta flirtear con nosotras, lo que aprovechamos la situación para preguntarle cuestiones relacionadas con la investigación.

El chico empieza insistiendo a una de las periodistas que tiene un chico para ella, a lo que ella responde que ella ya tiene novio, pero el chico insiste. La periodista esquiva el tema y le pregunta:

Periodista: “¿Crees que las tías venimos a las discotecas a buscar tíos?

Chico: “Si yo fuera tía iría a ligar, porque las tías pueden ligar”

Periodista: “¿Crees que se visten, por ejemplo, con vestido y tal para ligar?”

Chico: “Si, por ejemplo, ésta (señala a Lola) va diciendo “mírenme” ”

Periodista: “¿Y no se puede vestir así porque se sienta cómoda? ¿Tiene que ser para que los tíos la miren?”

Chico: (se queda parado, y le pregunta a Lola) “¿Vas cómoda?” A lo que Lola responde que sí.

Chico: “Pero entre tú y yo, (a Lola) ¡tú vas a así para que te miren!” (Lola se queda anonadada)

Periodista: “Otra pregunta, ¿tú qué buscas de una chica en una discoteca?”

Chico: Yo buscaría primero unas buenas tetas y después la cara. 

De esta conversación queremos resaltar la forma en la se habla de las mujeres, como si de un objeto se tratase. Existe una concepción general de que las mujeres se visten de una determinada manera para atraer a los hombres y no porque se sienten guapas o cómodas consigo misma.  Esta concepción provoca que a las mujeres se las vea como meros objetos que están para satisfacer a los hombres.

Seguidamente tenemos una conversación con una de los relaciones públicas del pub. Este tiene conocimiento de que estamos realizando una investigación periodística.

Periodista: “El portero nos ha dicho que los chicos no pagan ¿es verdad?

RRPP: “Si, hasta las 3 hay listas gratis para chicos y chicas”

Periodista: “Pues nos hemos encontrado con unos chicos que nos han dicho que han pagado 14€ cada uno para poder entrar”

RRPP: “Claro, porque hay gente que no interesa. Hay incluso chicas a las que se le pide 50€ por entrar”

Periodista: “¿Por qué?”

RRPP: “Por el estilo”

Periodista: “¿Ósea que las chicas tiene que venir bien vestidas?”

RRPP: “Sí”

Periodista: “¿Por qué?”

RRPP: “Porque si no desentonan”

Más tarde, llevamos a cabo un experimento para cerciorarnos de que nuestras hipótesis se confirman. Lola Hernández fue la protagonista del experimento. Al principio de la noche, iba vestida con un vestido de lentejuelas, muy arreglada pero sin tacones. Hacia las 4:30 pm cambió ese conjunto por uno mucho menos arreglado. El objetivo de este experimento es verificar con imágenes lo que ya nos dijo el rrpp, y otro portero de la puerta que nos aseguró que “esto es un sitio clásico y no puedes pasar si no vas vestido de una determinada manera”. Nos disponemos a entrar con dicha vestimenta, primero intenta pasar Paula Navalón con la misma ropa que había llevado durante toda la noche y la dejan pasar sin problemas, pero, efectivamente, cuando Lola se dispone a entrar le cortan el paso señalando que “así vestida no puedes entrar” a pesar de que habíamos estado entrando y saliendo toda la noche de la discoteca, por lo que reconocían nuestras caras y que además llevábamos sello que certifica que ya hemos estado dentro del pub. Todo esto fue grabado mientras tanto por la tercera periodista, Beatriz Núñez.

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Con la conversación que tuvimos con el rrpp, la prueba de vestuario que realizamos en la entrada (junto con la conversación que hemos tenido con las camareras del pub)  podemos validar nuestra hipótesis de que existe  violencia simbólica en las discotecas.  La violencia simbólica contra las mujeres está constituida por la emisión de mensajes, iconos o signos que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigualdad y discriminación que naturalizan o justifican la subordinación y la violencia contra las mujeres en la sociedad.

En este caso, los signos o iconos que implican una relación de dominación se reproducen a través de la ropa, de la manera de vestir de la mujer, ya que a esta se le obliga a vestir de determinada manera “porque si no desentonan” o porque  “venden más”.  Esto provoca desigualdad hacia las mujeres, ¿por qué no son utilizados los hombres como reclamo para las mujeres?  La mujer en la noche es vista como un objeto comercial, el hombre es el consumidor potencial y la mujer es el medio por el que conseguirlo. Esto provoca una subordinación entre géneros.

Metodología

 Tanto en la primera noche como en la segunda, los experimentos han sido llevado a cabo a través de la metodología de la observación: “Técnica de investigación que exige la interacción social entre el investigador y los informantes en el contexto de estos últimos y durante la cual se recogen datos de modo sistemático y no intrusivo”.

Lo que buscamos con la observación es capturar las impresiones de un asunto, en este caso, el rol de la mujer en las discotecas, desde la perspectiva de los actores, es decir, nosotras como periodistas. La parte crucial de la observación es tratar de hacer lo necesario para capturar la perspectiva de las personas que son protagonistas de ese hecho que queremos estudiar. Por lo tanto, siempre que iniciábamos una acción para capturar esas impresiones, una de nosotras tres era la observadora y la que grababa dicho momento para tener una tercera visión, más objetiva y neutral y no sólo contar con la impresión de las protagonistas, aunque esta fuera la más importante.

Una vez detalladas las acciones que seguimos a lo largo de la noche para validar nuestras hipótesis, podemos explicar estos casos con el llamado Interaccionismo simbólico. Esta corriente de pensamiento es uno de los antecedentes de la observación, y viene a decir que “toda acción humana tiene una lógica interna que hay que descubrir” y la observación es un método que puede ver eso. Para explicar nuestros experimentos con esta corriente, es importante tener en cuenta los significados sociales que las personas asignan al mundo que les rodea, en ese caso, vamos a tener en cuenta el significado que la sociedad asigna a la mujer en determinados asuntos.

La sociedad tiene la concepción de que “la mujer se viste para provocar” y no entiende que una mujer se puede vestir sencillamente así porque se siente cómoda. Existe una idea general de que a las mujeres les gusta provocar, que quieren llamar la atención por lo hombres, y que estos mismos pueden tratarlas como objetos para que ellas se sientan deseadas, pero que, sí son ellas las que deciden captar la atención de un hombre en una discoteca o utilizar su imagen para conseguir, por ejemplo, una copa, se las tacha de zorras (tal y como nos ha dicho el camarero). La sociedad tacha que una mujer se pueda vestir de forma más provocativa para llamar la atención de un hombre, pero no critica el hecho de que el cuerpo de la mujer sea utilizado como medio y como objeto para conseguir un fin, que sean utilizadas con fines comerciales. ¿Es la propia sociedad, en concreto el propio mundillo de la noche, la que suscita la discriminación hacia la mujer? Nosotros creemos que sí, que hasta que un hombre no sea utilizado para atraer al público femenino, que hasta que una mujer no forme parte del cuerpo de seguridad de una discoteca (que hasta ahora no hemos visto a ninguna) o que una mujer pague lo mismo que un hombre para entrar en una discoteca, no erradicaremos esa discriminación ni esa violencia simbólica

El interaccionismo simbólico tiene tres premisas:

El interaccionismo simbólico tiene tres premisas:

  • El significado determina la acción. Esto quiere decir que el significado que atribuyen a, por ejemplo, el cuerpo de la mujer, determina la acción; vestir a las camareras de determinada manera por ejemplo. Si el “valor” físico de la mujer fuera el mismo que el que se le atribuye al hombre, a la mujer no se la vestiría de determinada manera para que atrajera a clientes, sino que las camareras irían vestidas como ellas quisieran.
  • Los significados son productos sociales. El hecho de que a la mujer se la valore como si fuera un objeto comercial, es producto de que a lo largo de la historia, en la sociedad, la mujer ha sido infravalorada y considerada con un fin para un medio en lo que respecta al mundo de la noche.
  • Los actores asignan significados a través de un proceso de interpretación.  El tratamiento de los responsables del club y de los encargados de seguridad hacia nosotros, fue ligeramente hostil. En ningún momento dejamos de ser observadas por alguno de los responsables, además cada vez que íbamos a realizar alguna pregunta, nos topábamos con una negativa. En este caso concreto, los actores son los responsables del club y los que asignan un significado, debido al tema de nuestra investigación se sienten “amenazados” , el significado que asignan a nuestro comportamiento es inusual. El proceso de interpretación tiene que ver con los gestos, es decir, a través de nuestros gestos y comportamiento, los actores (responsables de seguridad)  interpretan un determinado significado (amenazador).

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